Hecha la señal de la cruz se reza el acto de contrición
Señor mío, Jesucristo, Dios y hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío; por ser Tú quien eres y porque te amo sobre todas las cosas, me arrepiento de todo corazón de todo lo malo que he hecho y de todo lo bueno que he dejado de hacer, porque pecando te he ofendido a Ti, que eres el sumo bien y digno de ser amado sobre todas las cosas. Ofrezco mi vida, obras y trabajos en satisfacción de mis pecados. Propongo firmemente, con la ayuda de tu gracia, hacer penitencia, no volver a pecar y huir de las ocasiones de pecado. Señor, por los méritos de tu pasión y muerte, apiádate de mí, y dame tu gracia para nunca más volverte a ofender. Amén.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
Omnipotente Dios y Padre Mío. ¡Mi buen Jesús!, Niño preciosísimo, ya que los ojos del cuerpo no pueden deleitarlos en mirarlos por estar escondido en ese Augusto Sacramento; descubríos a los de mi alma y daos a conocer como Dios que sustenta la vida del alma.
¡Oh amor infinito que me amáis más de lo que me puedo imaginar! ¡Santo Niño!, Descanso de todas mis penas! ¡Piadosísimo y amorosísimo Jesús de mi corazón!
Cuán grande es el amor que nos tenéis, pues vuestras delicias son vivir en nuestra compañía en el destierro de este mundo, para acudir al remedio de nuestras necesidades. ¡Oh verdadero esposo de nuestras almas! Qué mal os paga la que es infiel e ingrata. ¡Decís desde ese Sacramento, si alguna tiene sed, venga a mí y beba! "Venid a mi los que estáis trabajados y yo os aliviaré". Fiado en tan ducles palabras, a vos acudo pra que saciéis la sed de mi alma con las cristalinas aguas de la gracia y me consoléis y fortalezcais en los trabajos y tentaciones de la vida.
DÍA OCTAVO
Oración
Aquí estoy de nuevo a tus pies, amabilisimo Niño Jesús, adorandote como te adoraron en otro tiempo los pastores en el establo de Belén. Vengo a mostrarte mi corazón con el peso de las muchas penas que abruman y sin más refugio y alivio, que el que espero hallar en el seno infinito de tu misericordia. ¡Señor! Soy pobre, tengo dolores que sólo tú puedes aliviar. Inclina a mí tus ojos de clemencia, no atiendas a mis innumerables faltas, sino al abismo de tu infinita caridad.
Por el grande amor que te hizo derramar en el calvario y por el amor que nos tienes al estar prisionero en el tabernáculo, te ruego, tengas misericordia de tus hijos. Así te lo suplico por intercesión de la Virgen Santísima. Amén.
Se rezan los cinco credos como el primer día.
JACULATORIA
Jesús mío, misericordia
ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS
Postrado ante tu augusta Majestad, divino Niño Jesús, vengo a depositar en tu amantísimo corazón mis penas y alegrías. vengo a manifestarte una vez más las fragilidades y miserias propias de mi flaqueza humana, para que tú, querido Niño, infundas a mi alma el valor de luchar y la fortaleza necesaria para contrarrestar las tempestades de la vida y sepa recidir con perfecta resignación las amarguras que te dignes enviarme.
Sé que eres mi Padre y en la actitud que tienen tus manitas, me estás diciendo: "Pedid y recibireis" confiada en la grandeza de tu generoso corazón, te ruego me concedas la gracia de llegar a ser imitadora de tus virtudes y el remedio de esta necesidad...
HACER LA PETICIÓN
Me retiro de tu presencia esperando alcanzar la gracia que he solicitado en esta novena, así como las virtudes propias de mi estado. Te lo pido por los méritos de tu Santísima Madre y por los méritos de tu Pasión Santísima y por la Sangre que derramaste en el Calvario por todos los mortales. Así sea.
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